No todo lo que parece, es…

Desde pequeño, cuando veo a una persona, intuyo como es, la mayoría de las veces, no me equivoco, pero algunas otras si.

Generalmente, los prejuicios dominan la mente colectiva, el color de piel, la forma de hablar, como se viste, su estructura física; y no permiten que se pueda llegar a la esencia de la persona que tenemos adelante. Este extraño fenómeno es la diferencia entre ver solamente con los ojos o dejar que todos los sentidos se expresen…

Cuando podemos dejar de lado esa primera impresión por más linda o fea que sea, podremos ver un ser más verdadero, reconocer los valores del otro que trascienden su aspecto y equivocarnos menos a la hora de juzgar.

Y acordarnos siempre que no todo lo que brilla es oro, pero cada uno tiene su brillo especial que debemos apreciar.